jueves, 25 de abril de 2013

El Deportista que Busca la Serenidad


EL PSICOLOGO QUE BUSCABA LA SERENIDAD


Estimados colegas, lectores de este blog, sabeis, como reza nuestro manifiesto de presentación, que el objetivo de este espacio en la red es defender la esencia de la psicología como ciencia y como ámbito profesional, ante las actitudes que banalizan la intervención psicológica, dejándola en manos de personas sin criterio ni conocimientos adecuados. Sin embargo, no dedicaremos este post a la crítica o al descrédito de actividades como el tan manido “coaching”; sino a definir con pulcritud tres conceptos capitales que nos diferencian como psicólogos, sea cual sea él ámbito en el que desarrollemos nuestra labor o los posicionamientos teóricos de los cuales partamos.

Quizás en este momento de la lectura, hayais tenido la impresión de que tenemos la soberbia pretensión de sentar cátedra. ¡Bueno, pues así es!. Pero no lo haremos con nuestro humilde criterio, sino con el criterio del Dr. Ramón Bayés: Profesor emérito y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, doctor Honor is causa en psicología por la UNED, colegiado de honor por los Colegios Oficiales de Psicólogos de Catalunya y de Valencia.

El profesor Bayés (Barcelona, 1930) és uno de los más insignes “maestros de la psicología” de nuestro país; autor y coautor de varios libros, compilador de diversas monografias y firmante de más de setecientas publicaciones científicas en las que ha tomado parte. Y para los centenares largos de los que fuimos sus alumnos a lo largo de su vida, un verdadero sabio, un referente incuestionable, un faro que nos avisa y nos recuerda en que consiste esta profesión. Por ello queremos haceros extensivo tres perlas extraidas de su última publicacion, cuya elocuencia es digna de figurar en los estandartes, si en ellos cupieran párrafos de más de una linea…

Ramon Bayés (2010). El psicólogo que buscaba la serenidad. Barcelona: Plataforma

De la visión ontogenética de la persona.

“... La persona no es el organismo; no es la mente; no es el cerebro, y es, a mi juicio, insatisfactorio limitarse a decir que es un producto bio-psico-social. La persona es el resultado final, siempre provisional mientras funcione su cerebro, de su historia interactiva individual elaborada en entornos físicos, culturales, sociales y afectivos específicos, a través del lenguaje y de otras formas de comunicación. En síntesis: La persona es el producto singular de su biografia.” (p.130)

 De la función del psicólogo.

“... La persona es el viaje. Los psicólogos podemos contribuir a hacerlo más llevadero, disminuyendo las vivencias de amenaza, incrementando la percepción de recursos y mejorando el estado de ánimo; disminuyendo la incertidumbre, ayudando a los hombres a deliberar en las encrucijadas difíciles y aumentando su percepción de control en el itinerario de la vida...”(p.135)

Del Counselling y de la relación con el cliente-paciente

“… Dicho con otras palabras, en mi propia carne he podido experimentar la importancia que, para conseguir un cambio de conducta, poseen la empatía, la generosidad, el soporte emocional, las estrategias de solución de problemas y unas buenas habilidades de comunicación. Todo lo cual, considerado globalmente, tiene un nombre: Counselling, término que, en mi opinión, no debería traducirse por “consejo”, ya que es mucho más que esto, sinó, quizá por “relación de ayuda”…” (p.148)

Palabras a tener en cuenta, sin duda, la próxima vez que os sintáis obligados a dar explicaciones sobre en que consiste esta, nuestra profesión; o a entrar en disquisiciones sobre si es lo mismo, o diferente o parecido a otras actividades que pretenden reemplazar a la psicología .

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